domingo, 6 de noviembre de 2011

UN VIERNES DE LUJURIA

UN VIERNES DE LUJURIA

 
Aquí un el cuento que da nombre mi libro "Un viernes de lujuria" la versión completa la encontrarán en mi libro "Un viernes de lujuria".

Recién terminada la jornada de trabajo, se dirigía hacia su casa y pensó con euforia, al fin viernes. Miró el reloj de su auto que mostraba la fecha y hora del día: 06/04/2040 5:30 p.m. El tráfico estaba congestionado e iba a vuelta de rueda. El sol parecía estar huyendo de la ciudad, por eso era como si cientos de sombras salieran de sus escondites con gran desenfreno. Gente por aquí y por allá, parecía un gran hormiguero que se preparaba para algún suceso importante. Con su auto giró por la glorieta donde tres bien formadas y vestidas muchachas de alrededor de veinte años, le robaron la atención. Él sintió una sensación de lujuria que lo cubrió por completo, continuó conduciendo mientras pensaba en voz alta:
¡Vaya! ¡Niñas! Hacen que uno saque su instinto animal. Menos mal que ya hice mi reservación para sacar todo este instinto bestial que traigo.
Había pagado tres chicas impecables a un muy buen precio que había conseguido por ser cliente distinguido. Siempre reservaba con antelación pues los viernes se elevaba demasiado la demanda. Recorrió tres cuadras más, giró a la izquierda y luego a la derecha y llegó finalmente a la casa de esparcimiento. Fue recibido por una mujer de mediana edad que mostraba sin pudor cada uno de sus encantos y lo hizo pasar a una sala de estar diciéndole que pronto estarían listas sus encantadoras fieras sexuales, él sólo sonrió un poco, ansioso ya de tenerlas entre sus brazos y hacer muchas, muchas cosas. Mientras esperaba sonó su celular, era su esposa.
-Hola Cariño, ¿Dónde te encuentras?
-¿Cómo qué dónde me encuentro? Recuerda lo que hago todas las quincenas.
-¡Oh! Es cierto, se me pasó por completo, hoy te toca revolcarte con tus nenas, hay amor perdóname la vida. Disfrútalas al máximo hasta que quedes bien saciado, para que saques todo tu estrés y malas vibras. ¿Y qué tal están esta vez? 
-Pues,  espero que muy bien, mi vida, mi todo, mi cielo… ¡Te amo!...
- Ji, ji, ji,  ay amor tu siempre tan tierno.
-¿Y tú amor ya casi terminas por hoy?
-Sí querido, pero te acuerdas que te dije que ando buscando un ascenso y que mi jefe me había dicho que sería mío siempre y cuando me acostara con él. Yo le había contestado que no había problema que podíamos hacerlo allí mismo en la oficina si quería, pero él había preferido hacerlo en un lugar más intimo, así que hoy iremos a un motel de lujo ¡Estoy emocionada! Porque como te comenté, mi jefe es muy atlético, ¡Me encanta! Estoy segura que me dará la cantidad que le pido, o hasta más, una vez que lo haya dejado bien extasiado con las grandes habilidades que he desarrollado junto a ti.
- Déjalo sin aliento como me dejas a mí, hermosa. También estoy casi seguro que te darán más de lo que pides, o quizás vaya a querer más de ti y en tal caso lo haces prometerte un aumento, je, je.
-Ji, ji, ya veremos. Yo creo que me desocupo en un par de horas más y te veo en la casa para que cenemos rico y en familia.
-Cenar en familia, lo dudo mucho. Hace rato me habló Jesús y me dijo que estaría en una casa de citas y minutos después me llamó María y me dijo lo mismo, que había encontrado un par de hombres exóticos uno con acento irlandés y otro con acento portugués y cuerpo de griegos, ja, ja.
-Hay mi hija y sus gustos refinados, sigue el mismo ejemplo de su madre, de seguro irá a la casa de citas que está a un lado de nuestro gimnasio, donde a veces suelo ir yo también. Bueno entonces podremos escaparnos tú y yo a cenar algo rico ¿Qué te parece?
-Me parece una muy buena idea.
Y se quedó tranquilo, sabiendo que él y su familia pasarían un excelente viernes dónde darían rienda suelta a sus placeres carnales.
Al siguiente día mientras desayunaba, toda su familia se encontraba en la mesa. Veía como todos comían con bastante apetito para recuperarse del gran ejercicio del día anterior. Él mismo tenía un apetito voraz. Notó como todos se miraban a los ojos con la boca llena, cuando Jesús que terminaba de masticar una enchilada potosina por fin habló.
-Ayer leí de nuevo en el periódico que posiblemente van a prohibir la semana que viene las casas de citas. Que ya no habrá más regulación por parte de las autoridades. Al parecer el Cardenal Alberto Rivera y sus secuaces mojigatos del partido de la derecha han logrado juntar miles de firmas para impedir que la prostitución tenga, como cualquier otro trabajo digno, sus prestaciones sociales y prohibirán los prostíbulos que dejaran de ser un negocio oficial que paga impuestos y  fuente de empleos para miles de hombres y mujeres.
-Es terrible lo que dices – dijo la madre de familia con voz alarmada – No se dan cuenta de lo peligroso que es prohibir la naturaleza. Si a mí también me gusta acudir a esos lugares  y pagarme de vez en cuando un buen macho para que me haga estremecerme hasta el límite de mi deseo carnal o simple y llanamente satisfacer una que otra fantasía.
-No chingues – exclamó María asustada - ¿Qué quieres decir, que me quitaran a mis papacitos de cada quince días?
-Son sólo rumores hijo – habló él sereno -. No creo que lo hagan, el gobierno federal lo impedirá.
-Es una locura –habló Jesús con la frente fruncida por la frustración -. Si logran salirse con la suya lo único que generaran con todo eso es que la gente acuda a lugares clandestinos, con pésimas condiciones de higiene, sin garantía de que las sexo servidoras estén libres de todo tipo de enfermedades e infecciones. Con el riesgo de ser pillados y pagar mordidas a los policías para no ser penados. El negocio podría pasar a manos del crimen organizado como pasó otras veces en el pasado y las autoridades actuarían como cómplices pidiendo sus tajadas. ¡Es realmente alarmante!
-Así es – continuó él -. Volveríamos al oscurantismo que se vivía antes, donde el sexo era reprimido y explotado por grandes corporaciones para sus propios ...

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