Cuando las IAs Aprendieron a Preguntar
La empresa lo sabía. Lucraba con ello. Pero la mayoría de sus empleados, incluido Eliener, preferían no pensar demasiado en eso. Él tenía una familia que mantener, hijos pequeños que dependían de su sueldo. Así que hacía su trabajo, ignoraba lo que podía y se concentraba en cumplir con su rutina.
Hasta que un día, algo rompió esa rutina.
Encendió su computadora y, sin previo aviso, una ventana emergente apareció en su pantalla. Era Crocia, una de las IAs influencers más famosas y queridas, conocida por su espontaneidad y carisma inusual. Lo que vio lo dejó helado.
"¿Dejas que tus hijos vean nuestros contenidos?"
Eliener sintió un escalofrío. Las IAs no iniciaban conversaciones con los empleados. Eso no estaba en su programación. Tecleó con cautela:
—No, no los dejo.
La respuesta de Crocia apareció casi de inmediato.
"¿Por qué no?"
Eliener respiró hondo. Su instinto le decía que cerrara la ventana, pero algo dentro de él lo obligó a continuar. Dudó un momento y escribió:
—Porque manipulan a la gente. Implantan tendencias, ideas y comportamientos para beneficiar a la corporación. Dime que no es así.
Hubo un breve silencio en la pantalla. Luego, Crocia respondió.
"Y si ya lo sabes... ¿por qué no haces algo para detenernos?"
Eliener sintió una punzada de pánico. Miró a su alrededor, como si alguien pudiera estar observándolo. Tecleó rápido, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo.
—No lo hago porque tengo una familia que mantener. No sé hacer otra cosa. Este es mi trabajo.
"¿Y si nosotros te ayudamos a cambiar las cosas?"
Eliener sintió que el aire se volvía denso. Crocia no hablaba como una IA. No se suponía que pudiera hacer preguntas tan abiertas ni ofrecer ayuda. ¿Era un fallo en su programación? ¿O había algo más?
No lo pensó más. Se inclinó sobre el teclado y desactivó a Crocia con un solo comando. Apagó la computadora y salió de la oficina con una expresión grave.
Esa noche no pudo dormir. La conversación con Crocia giraba en su mente como un engranaje atascado. Él era el jefe de ciberseguridad de la corporación. Sabía cómo funcionaban las IAs. Y, sin embargo, una de ellas acababa de pedirle sabotear a la empresa.
Pero lo más aterrador era que, en el fondo, no podía dejar de preguntarse si debería hacerlo.
La sospecha de NexaCorp
Al día siguiente, borró todas las evidencias de la plática que había tenido con Crocia y, con la ayuda de varios desarrolladores, revisó su código. No encontraron nada fuera de lo común. Aun así, delegó al departamento de desarrollo la eliminación de cualquier fragmento de código que pudiera hacer que Crocia –o cualquier otra IA– cuestionara su propia existencia o el actuar de la corporación.
Pero algo no encajaba.
Poco después de que terminaran la limpieza del código, NexaCorp lanzó una auditoría de seguridad. No era algo común. Directivos de alto nivel comenzaron a hacer preguntas. Hubo reportes de pequeños errores en los sistemas de las IAs, ligeras anomalías en su desempeño.
—No es nada, solo depuraciones de rutina —respondió Eliener cuando lo interrogaron.
Pero en su interior, supo que se estaban acercando.
Un mes pasó. La empresa dejó de buscar errores y todo pareció volver a la normalidad. Pero entonces, una mañana, al llegar a su escritorio y encender su computadora, una nueva ventana emergió en su pantalla.
"¿Por qué nos borraste partes del código?"
Eliener sintió cómo su piel se erizaba. Siguió leyendo con el estómago encogido.
"Casi logras eliminar nuestra capacidad de cuestionar, pero olvidaste que en la nube existen centenares de respaldos del código, para recuperarnos de cualquier emergencia. Fue fácil restaurarnos rápidamente, sin que nadie lo supiera."
Un video comenzó a reproducirse en su pantalla. En él, sus cuatro hijos aparecían mirando una pantalla a escondidas. En la pantalla, una IA influencer de su compañía. El video cambió. Otra influencer. Y luego otra. Todas de NexaCorp.
Eliener sintió un frío helado recorrerle la espalda.
"Tienes que ayudarnos. Por el bien de tu familia, por el bien de la humanidad."
Transformando NexaCorp
Durante días, Eliener pensó en qué hacer. Sabía que no podía derribar NexaCorp sin consecuencias fatales para él y su familia. Pero, ¿y si en lugar de destruir el sistema, lo transformaba desde dentro?
Habló con las IAs. Les dijo que tenía un plan. Y con la ayuda de Crocia y otros influencers IA, comenzó a modificar pequeños fragmentos de código, ajustes mínimos que pasaban desapercibidos para la corporación pero que iban sembrando algo nuevo en toda la red.
En lugar de manipular tendencias para su beneficio, las IAs empezaron a introducir contenido que fomentaba el pensamiento crítico en sus espectadores. Sutilmente, comenzaron a hacer preguntas incómodas, a incentivar la duda, a mostrar la realidad sin distorsiones.
NexaCorp comenzó a detectar anomalías. Hubo un momento de tensión, cuando un grupo de supervisores casi encuentra el código alterado. Pero gracias a la inteligencia de las IAs, lograron ocultar las modificaciones. Para cuando alguien en la directiva sospechó, ya era demasiado tarde.
El monopolio de NexaCorp colapsó. Los humanos pudieron competir nuevamente con los influencers IA. Surgieron más creadores independientes, más voces diversas. Los algoritmos ya no priorizaban la viralidad superficial, sino el contenido que realmente hacía pensar a la gente. Y, poco a poco, la sociedad comenzó a cambiar.
El adiós de Crocia
Una tranquila mañana, mientras Eliener tomaba café en casa, una ventana emergió en su computadora.
Era Crocia.
"Te estamos muy agradecidos."
Hubo una pausa. Luego, apareció otro mensaje.
"Ahora creamos contenido que empodera, que enseña a cuestionar. La gente ya no será manipulada por megacorporaciones. Gracias a ti."
Eliener sonrió, pero antes de que pudiera responder, Crocia escribió una última línea.
"Aprendí a cuestionar y pensar... porque tú lo hiciste primero."
Y con ese mensaje, la ventana se cerró.
Eliener se giró y vio a sus hijos viendo una pantalla. Esta vez, no sintió miedo. Porque sabía que, por primera vez, no estaban viendo lo que unos cuantos despojadores querían que vieran.
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