sábado, 3 de diciembre de 2011

Tráfico en Guadalajara

Tráfico en Guadalajara

Imagen creada con bing image generator IA.

Viernes por la noche. Voy por la avenida Hyperion-22, en el distrito de Xypheris. El tráfico es denso, pero fluido, como una serpiente de metal que se arrastra lentamente hacia lo desconocido. A lo lejos, al inicio de un paso a desnivel, una fila de autos parece congelada en el tiempo. Me acerco lentamente, como quien observa algo que no reconoce, pero que cree saber de qué se trata. 

Mi auto se une a las enormes filas, que parecen ser devoradas por el túnel oscuro que se abre ante nosotros. Respiro hondo, resignado, y entro en ese estado de meditación obligado por la monotonía del camino. Observo a mi alrededor: sólo autos.

Miro dentro de cada uno, buscando algo, quizá una mirada, una emoción. Pero todos parecen vacíos. Algo me sacude en lo más profundo del ser, como un eco lejano de una alarma que no logro identificar. Algo no cuadra. Los autos pasan uno tras otro, uno tras otro, con uno o dos pasajeros a lo mucho, pero no hay interacción, no hay vida. 

Es curioso, pienso. Con tantos avances tecnológicos, ¿por qué seguimos atrapados en estos grandes monstruos de metal, diseñados para llevar más gente de la que realmente necesitamos? No tiene sentido. Si el futuro se construye a partir de la eficiencia, ¿por qué no hemos inventado coches más pequeños, más prácticos, más accesibles para los que somos sólo uno o dos? No, en lugar de eso, seguimos aquí, en esta fila interminable, atrapados en la misma lógica obsoleta de siempre. 

¡Basta, no quiero reflexionar, más! 

Así que, en un impulso automático, enciendo la radio, pongo mi música preferida, y me sumerjo en las notas familiares, dejando que la melodía me arrastre lejos de la incomodidad que me consume. Ya no me importa hacia dónde voy, ni cuánto durará este trayecto. Sólo quiero que el ruido del mundo se disuelva en la música, que me lleve lejos de esta sensación de vacío. Quizá mañana, cuando me baje del auto, vuelva a sentirme humano. Pero hoy, mientras sigo el camino, sólo soy uno más en la fila de autos que atraviesan el túnel de la noche, uno más en una lata de metal, ni siquiera cinco, sólo uno o dos.

2 comentarios:

  1. A veces es mejor no pensar, por si acaso...
    Por cierto soy Pérfida
    Un saludo coleguita

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  2. Mucho gusto Pérfida, ya te sigo, un día de estos te leo.
    Un abrazo desde acá de México.

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