MÓNICA

Mónica estaba en su oficina, eran las nueve y media de la mañana cuando empezó a prepararse su café,  prefería el colombiano, sino más vale nada, se decía. Prendió su computadora. Se dispuso a trabajar cuando sonó el teléfono.
-Bueno – Contestó esbozando una sonrisa que se trasmitió a través del tono de su voz.
-Si bueno, ¿Mónica? ¿Eres tú? –dijo la voz que hablaba por el teléfono con un tono moderado.
-¿Carla? – respondió rápido Mónica.
-Sí, soy yo ¿Cómo estás? – preguntó su mejor amiga.
-Pues estoy un poco con los ánimos bajos –dijo Mónica con una voz que reflejaba frustración.
-Pero ¿Por qué? ¿Qué Pasa? ¿Cuéntame?
-Pues he estado piense y piense en mi vida sentimental y cómo hace rato no doy una. Desde que salí de mi última relación hace cinco años, sigo estancada. Y es que en serio Carla, todavía lo sigo amando, lo adoro, aunque él ya esté casado y viva en París con su esposa y sus tres hijos, a diario estoy en el facebook mirando sus fotos y no dejo de recordar lo hermosa que fue nuestra relación. Y por más que salgo con nuevas personas aquí en México, simplemente no dan el ancho, ¡No lo dan! –dijo mientras cerraba la puerta de su oficina.
-Mónica tranquila, ya encontrarás a alguien – Contestó Carla dándole ánimos – Sólo tienes que armarte de paciencia. Dime ¿Qué paso con el muchacho aquel que me platicaste, que era de Ciudad Guzmán?
-Pues no, no, no. Estuvimos chateando, y… Imagínate que escribía: Kavallo, cosina, Kazaz, sapato…no, no, no -Recordaba Mónica con espanto- casi me infarto. Lo peor es que nos vimos y el chavo tenía un BMW, me platicó de sus dos casas en Cancún y otras dos de día de campo en Cuernavaca. Pero cuando yo quería hablar de algún tema cultural, me daba la vuelta o bostezaba. Y pues tú sabes que yo necesito admirarlos en algo y sinceramente no admiro a la gente por el número de pertenencias que tengan. Además ni siquiera terminó la primaria.
-Estoy de acuerdo contigo debe de haber algo más – Contestó Carla apoyando la idea de Mónica – ¿Y qué paso con Gilberto?
- Gilberto, es excelente persona, pero es que sus hobbies, simplemente no me gustan. Le encanta la banda y llega siempre con su música a todo volumen, y yo en toda mi vida jamás he soportado a la gente que hace eso. Le encanta poner narcocorridos. Yo los detesto. Mira que me invita a su rancho, de más de treinta hectáreas donde tiene todo tipo de animales a los cuales doméstica, pero no es lo mío. Yo soy más de salir a lugares culturales, me gusta el cine francés, ir a un buen café, obras de teatro, artes plásticas, los viajes a otros países y la comida internacional. Pero suponte si termino con él, sólo me tendrá ahí encerrada en su rancho con sus animales. Nuestros gustos no concuerdan. Yo necesito cosas intelectuales y eso lo cumplía muy bien mi ex. Y para colmo Gilberto no ha terminado ni siquiera la secundaria. Luego, detesto que para salir con él siempre tenemos que salir con sus guaruras. Y según me dijo es hijo de alguien muy importante, pero que de los negocios de la familia mejor no pregunte.
-Ijoles amiga te compadezco –habló Carla impresionada por lo que oía. Pero qué te puedo decir, en México la falta de educación está por todas partes. La gente ve puras telenovelas y fútbol. Si comienzas a hablar de algún tema interesante, o empiezan a bostezar o te tachan de rarito. Aquí sabes que lo que cuenta es ser un gran payaso, el alma de la fiesta, lo demás sale sobrando. Aunque desde luego te estoy diciendo que esto es la generalidad, pero también hay intelectuales, aunque te soy sincera, escasean. Además con todo esto de la inseguridad la gente preparada se está yendo a otros países. Imagínate, de por sí México ya era un país pobre de educación, pues ahora hasta fuga de cerebros tiene. Tengo la impresión de que te costará mucho trabajo encontrar alguien con tus exigencias. Agrégale a todo esto que las políticas de hoy prefieren invertir en armas que en educación. Hay cada vez más población, y cada vez menos presupuesto para las universidades y la investigación. Se invierte mucho pero solo en la educación básica, la primaria, porque a nuestros gobiernos sólo les interesa invertir en gente que sea capaz de trabajar en maquiladoras, cosas que no requieren de mucha capacidad intelectual. Todo esto porque a nuestros vecinos del norte sólo les interesa mano de obra barata y a muchos gobernantes mexicanos el dinero fácil y rápido. Es de verdad triste. Según la encuesta nacional de lectura del 2006 el mexicano lee menos de tres libros durante un año, mientras que los europeos leen un libro por mes.
- Vaya que es alarmante, yo por eso sigo adorando a mi ex europeo. – Contestó Mónica ya más calmada, como si hubiera sacado un nudo de sentimientos que la amargaban. Siguieron su plática que duro cerca de una hora para luego acordar salir a tomarse un café, ritual de cada fin de semana.
Una semana después, por la mañana el teléfono de Mónica volvió a sonar, era Carla y se enfrascaron en la acostumbrada charla de cada semana:
-Que crees Carla –dijo Mónica con voz de estar a punto de revelar algo sorpresivo- volví a salir con Gilberto. Y esta vez me desconcertó. Llegó a mi casa sin hacer ningún escándalo. Me invitó a un restaurante italiano muy rico. Después me llevó a un concierto de música clásica. Me dijo que había vendido su rancho y que pensaba retomar sus estudios, pero en París. Y lo que más me fascinó, fue que de una carpeta sacó las escrituras de un apartamento en esa ciudad, París, en el arrondissment número nueve, cerca de galerías Lafayette. Te lo juro, lo leí y es de verdad y está a su nombre. También me mostró un par de boletos para viajar a visitar el departamento. Me dijo que me amaba con todo su ser y que quería casarse conmigo, me entregó un anillo. Me convenció de que nos fuéramos a París, que allá nos casaríamos y que ya tenía todo preparado. Me mencionó que allá podría hacer lo que quisiera, que hay miles de cafés, museos y lugares culturales. Que si quería volver a estudiar que lo hiciera… - y Mónica siguió contándole a Carla cada detalle. 
- Acepta usted a Gilberto cómo su esposo…-Dijo el cura, meses después, en la presidencia municipal del arrondissment número nueve donde se veía carros de lujo blindados por todas partes y decenas de guaruras con apariencia de la mafia italiana. Había invitados de parte de Mónica, entre ellos estaba Carla y toda su familia a quienes les habían pagado todo el viaje. Por atrás la madre de Gilberto decía a su esposo:
-Me da gusto que hayas logrado tu alianza con los Rocatagliatta que tienen varias plazas por aquí en Europa y que Gilberto por fin haya encontrado su media naranja.






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